No recuerdo quién dijo que setenta años pueden parecer muchos en la vida de una persona, pero que apenas son un suspiro en la vida de una catedral. Tampoco sé cuánto son cinco años en la vida de un blog. Quizá porque una de las virtudes de El Faro del Impostor es que me ha servido para seguir desconociendo muchas cosas. Con el recorrido y las posibilidades que eso tiene. El caso es que acabamos de cumplir cinco años. Todos. Vosotros, que os asomáis de vez en cuando a ver cómo ruge el oleaje. Silvia Navarro, que diseñó un cuervo a prueba de mareas y una luz que sabía volar. Y yo, que no hago más que consignar naufragios en un litoral por el que nunca navega ningún barco. Y acumular deudas con vosotros.
El Faro quería ser una metáfora de la libertad y los horizontes. Las torres te dan altura, perspectiva y ventanas al mar. Nacimos como moría Serrat en Mediterráneo, queríamos tener buena vista. Cinco años después, el mayor naufragio al que hemos asistido es, precisamente, el de la libertad. La de disentir, la de la ficción, la de equivocarnos. La censura se impone en todos los órdenes. O, concretamente, en las redes sociales e internet, que han acabado convirtiéndose en todos los órdenes existentes. Pero en el Faro apostamos desde el inicio por la impostura, la disensión y el error. Sobre todo el error. Porque nos gusta equivocarnos, nos incomoda la realidad y si nos gustara seguir la corriente nos habríamos apostado en un río. Y los ríos no necesitan una luz que avise de la proximidad de la costa. Queríamos ser fareros y náufragos al mismo tiempo. Y eso no ha cambiado.
Cumplimos cinco años. Y seguimos creciendo. Sin pretensión alguna, en estos últimos doce meses hemos recibido a 56.519 visitantes únicos. Entre todos, habéis cruzado nuestra puerta 208.792 veces. Es una barbaridad, aunque no sepa nada de blogs. Nada más que rellenarlos con historias. Porque ese es el fin único. Consignar Naufragios. Relatar de vez en cuando cómo funciona la Sala de Linternas. Alimentar la Sala de Calderas que mantiene la luz encendida. Para que os sigáis fijando en nuestra luz. Durante este año que viene, trataremos de celebrarlo con vosotros con algún invento nuevo. Se admiten ideas. Se admiten propuestas. Se admiten mentiras, equivocaciones y criterios dispares.
Gracias por todo.
Sabes lo que digo yo siempre. Algo que tú reflejas, que el hombre es cambiante y lleno de errores, así es como se hace uno en la corta vida, pago a paso, error a error. Ánimo y a seguir
Gracias, Marian. Por tu fidelidad y tus ánimos. Ya sabes que este faro también es tuyo.