Fecha de caducidad

El progreso también es una cuestión de biología, como la evolución de las especies. Las principales transformaciones sociales son una cuestión biológica. El avance de la Historia de la humanidad no es más que biología. No somos lo que somos por nuestro deseo de cambio, sino por la desaparición natural y biológica de la competencia. No ganamos derechos, sino que vamos sumando porcentaje del censo. No ampliamos nuestras miras hasta que no desaparece toda una generación encargada de vigilar las puertas. El principal motor del desarrollo social es la permeabilidad de las neuronas jóvenes, capaces de leer los vientos nuevos. Y, sobre todo, la oxidación de las células que nos va llevando al cementerio. No sabemos crecer, escapar del Big Bang y matar al padre freudiano más que a oleadas.

Roscommon
El Castillo de Roscommon. / COMMONS.WIKIMEDIA.ORG

Roscommon es un pequeño pueblo del oeste de Irlanda. El único lugar en el que venció el no en el referéndum celebrado en 2015 sobre el matrimonio igualitario, según recuerda un artículo de Pablo Guimón publicado hoy en El País. También hoy se celebra otro referéndum en la isla. Esta vez, sobre el aborto, prohibido bajo cualquier circunstancia. La última frontera por traspasar en un país en el que la religión católica no solo es la única guía espiritual posible, sino que llegó a convertirse en el elemento diferencial frente al afán colonizador británico. La fe como bandera. Pero el conflicto norirlandés se ha reducido a la esfera política, de donde nunca debió salir. El escudo católico ha reducido su espesor. Y por las rendijas de las nuevas generaciones se han colado en el territorio irlandés y en los últimos veinte años, la contracepción, la despenalización de la homosexualidad y el divorcio.

Salvo en Roscommon. En la Irlanda pobre, deprimida, rural y occidental. Donde aún se guardan las esencias del pasado y la tradición. Donde el futuro es tan improbable que los jóvenes se marchan en busca de pistas. Donde apenas quedan ciudadanos que conservan la memoria de los límites. Y donde solo el paso del tiempo acabará por cambiar las piedras de lugar. Porque el progreso es una cuestión biológica. El director general de la empresa irlandesa de sondeos Ipsos, Damian Loscher, lo resume en una sola frase. “En estos asuntos, la gente no cambia de opinión, sencillamente se muere”. La humanidad mejora por los índices de mortalidad. El futuro lleva el sello de nuestra fecha de caducidad.

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