El cementerio de Ítaca

La traca de las fiestas del pueblo ha vuelto a estallarnos en la cara. Vuelven el patiotismo y los sacos terreros para atrincherarnos en el salón. El hormigón armado de los búnkeres y los telares de banderas cotizan al alza. Europa ha vuelto a fracasar, esta vez en la esquina más escéptica, en el Speakers’ Corner de quienes, en realidad, siempre han creído que el continente estaba aislado al otro lado de la tormenta, como aquel legendario locutor de la BBC. El Reino Unido ha decidido abandonarse al cuidado de su empequeñecido imperio, ser el único guardián de sus costumbres, monedas, carriles de la izquierda y tablas de medidas. Ha ganado el Brexit, la salida de la Unión Europea (UE), la fuga de todo un país por el túnel del Canal de la Mancha. Otra vez el despertador de la política y los mercados ha puesto fin al sueño de Europa.Ítaca 1

Ítaca 2La idea de una Europa unida es revolucionaria porque jamás ha funcionado. Es matar al padre, es acabar con un legado de guerras, recelos y disputas en el que las únicas alianzas se han forjado en contra de alguien. Pero somos un continente de boxes de oficina, una comunidad de vecinos mal avenidos, un quilt mal cosido, una fiesta de cuñados. Una lástima. Podríamos haber destilado lo mejor de mil culturas, mil confesiones religiosas, mil lenguas, mil tonos de piel distintos. De Algeciras a Estambul, de Reikiavik a Vladivostok. Pero no hemos sabido más que confundir la Divina Comedia con un excel de reglamentos, la Via Apia con una alambrada de concertinas y al vecino con el mejor postor. La unión de Europa no es el euro, es Aristóteles. Es Shakespeare, Cervantes y Dostoievski. Es la Alexanderplatz y los Champs-Élysées, Lutero y Averroes, Colón y Marco Polo.

Ítaca 3En la Europa de Homero, triunfan los que se quedan en Ítaca a comerle la oreja a Penélope mientras Ulises le levanta la falda a Circe. Los que prefieren la seguridad de sus certezas a dudar entre Escila y Caribdis. Los que se quedan encalando sus casas con vistas al mar en vez de luchar contra sirenas y cíclopes. Ítaca es tan solo el lugar en el que se recuerda la vida de antes de la artrosis. La clave de la Odisea no es el epílogo, sino el recorrido, la búsqueda, la adquisición de conocimientos, la mezcla, la solidaridad, la rebelión contra los dioses y los zarcos ojos de Atenea. Ulises es quien es porque supo abrirse al mundo. Si no, habría sido uno de tantos. La unión de Europa es la desaparición de fronteras, no la construcción de panteones en el cementerio de Ítaca. De cada puta Ítaca.

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