Para H., con quien solía hablar de estas cosas.
Fase 1. Operación Orwell.
Lo difícil es obtener el control absoluto. Quemar todos los calendarios posteriores a 1984, instaurar la calma y someter el caos. Entrar en cada casa, en cada bolsillo, en cada mente. Y anotar, registrar, cifrar las vidas en código binario. Tatuar una IP en cada brazo y seguirla, vigilarla, asignarle una cuenta de resultados y un target publicitario. Y trabajar, trabajar, trabajar. En la sombra, desde el espacio, con el aliento inmarcesible de los aparatos electrónicos. No levantar sospechas, aplacar la rebelión mediante la indiferencia y la mentira. Crear necesidades atractivas. Invitar a cada habitante del planeta a adoptar un perfil global. Hacerles protagonistas, inculcarles una aparente libertad, dar alas a las revueltas mientras se acaricia el botón del apagón eléctrico total. Tenerlos localizados y fiscalizados con un simple teléfono. Y, finalmente, anunciar la primera colonia humana en Marte. Sin billete de vuelta. Sin marcha atrás.
Fase 2. Operación Replicante.
2.1. Acompañar al ciudadano hasta el salto al vacío. Habituarle a operaciones quirúrgicas cada vez más avanzadas, a juegos mentales, a muñecas parlantes. Trasplantes de cuerpo entero, modificación de recuerdos, barbies con lenguaje intuitivo. La próxima era al alcance de la mano. Las primeras instrucciones para abandonar el pasado. El colisionador de hadrones como noticia doméstica. Stephen Hawking como físico de cabecera. Las aplicaciones informáticas como única salida a un mercado de trabajo saturado por una longevidad al alza. Conseguir que Black Mirror sea una serie costumbrista. Decidir qué planeta será la próxima escala, crear nuevas rutas para exploradores que ya nacieron sin mapas del tesoro.
2.2. Luego llegarán los coches voladores, la superpoblación terrestre, la colonización de la galaxia, los androides con conciencia, la puerta de Tannhaüser, la lluvia y las lágrimas en la lluvia. La casa de J.F. Sebastian, el maquillaje de Pris, la interlingua de Gaff, las partidas de ajedrez de Roy Batty, las dudas de Rick Deckard, un unicornio de papiroflexia. Los ojos de Rachael.
Fase 3. Operación Huxley.
La vida en las colonias es perfecta, según los planes establecidos. Feliz. Pero en algún momento, alguien buscará el desvío para el cambio de sentido.