12X10. #5. Ternura

Delicadeza es el gesto con el que King Kong deposita a Ann Darrow en la azotea del Empire State Buiding, durante el ataque de los aviones. Son los años 30 y el cine ha llegado a ese punto en el que es capaz de dar vida a un muñeco. No movimiento, no. Vida. El rey de los primates, el monstruo más colosal que haya visto la humanidad, la octava maravilla del mundo, cabe en el bolsillo de cualquiera que haya quedado fascinado por la película. Y sin embargo, aterroriza. Devasta. Hipnotiza. El ogro que exige el sacrificio de jóvenes virginales en una isla perdida va convirtiéndose en un ser entrañable capaz de morir por amor. Pura ternura. La película de Merian C. Cooper y Ernest B. Shoedsack incorpora la técnica de la transparencia, un nuevo artefacto de la magia. Y lo hace con una sincronía insuperable, casi una coreografía perfecta de planos superpuestos, de efectos de imagen y sonido, de dominio de las cuatro dimensiones. Un mono de plastilina rugiendo sobre un rascacielos de cartón. El cine ya tiene su imagen de fábrica.

Kong
Fotograma de la película ‘King Kong’, de 1933. / IMDB.COM

La cosa va de monos. A un lado, el entretenimiento ficha a un deportista de élite, Johnny Weismuller, y lo pone a gritar en medio de la selva. Al otro, la alemana Leni Riefenstahl sirve en bandeja a Hitler un relato olímpico en el que los negros son tratados como simios. En medio, el cine se mece en la utopía de Frank Capra, se muere de risa con los hermanos Marx o sale a la calle y escudriña en las injusticias sociales, de la mano de escritores como John Dos Passos o John Steinbeck. Hasta los papeles femeninos comienzan a mostrar a la mujer trabajadora que se libera de los grilletes masculinos. Chaplin se anima a agitar una bandera roja que llama a la huelga, en el mejor gag de su carrera como Charlot, en Tiempos modernos.

Freaks
Tod Browning, con parte de los artistas de ‘Freaks’. /IMDB.COM

En Checoslovaquia, una actriz que luego se llamará Hedy Lamarr y, mucho más tarde, sentará las bases de la conexión WiFi, finge el primer orgasmo femenino en la gran pantalla. La película se llama Éxtasis, la dirige Gustav Machatý y es uno de los pocos hitos del momento marcados por una filmografía que no procede de los dos polos de atracción principales. En Francia, una generación formada por Jean Vigo, René Clair o Jean Renoir marca la pauta, incluso Luis Buñuel apuntala el cine galo. Salvo para dar el más brutal de los puñetazos que han resonado en el cine español, Las Hurdes, tierra sin pan. Los cineastas alemanes han huido del nazismo. Fritz Lang no tardará en hacerlo. Sternberg tampoco, aunque después de descubrir a Marlene Dietrich en El ángel azul. Murnau muere al principio de la década en un accidente tras rodar el documental Tabú. Un tal Hitchcock deslumbra en Inglaterra. En la Unión Soviética languidece Eisenstein, que, sin embargo, es capaz de filmar la portentosa escena del lago y la niebla de Alexander Nevsky.

Al otro lado del Atlántico, ya son las estrellas de cine las que dominan el negocio. Clark Gable, Errol Flynn, Charles Laughton, John Wayne. Katherine Hepburn, Bette Davis, Joan Crawford, Greta Garbo. Sobre sus espaldas crecen los géneros, el melodrama, el cine de gángsters, el western. La comedia. El musical. El color de los incendios de Atlanta. Pero en un descuido, el terror y lo fantástico marcan el ritmo de la época con los latidos acelerados de los espectadores. James Whale versa el espanto con el monstruo de Frankenstein y su secuela, una de las mejores de la historia del cine. Tod Browning se aparta del vampírico Bela Lugosi para documentar la intolerancia y la avaricia de la humanidad en Freaks, la parada de los monstruos.

Oz
Los cuatro protagonistas de ‘El mago de Oz’. /IMDB.COM

Acaban los 30 y el mundo se descalabra poco a poco. El Código Hays ve en la piel de la mujer el mayor de los pecados. Va a estallar una guerra. Hace falta una vía de escape y llega de la mano de un visionario de los dibujos animados, Walt Disney, que lanza su primer largometraje, Blancanieves y los siete enanitos. O de una vendedora de cigarrillos, Betty Boop, y un marinero con un solo ojo, Popeye. La respuesta a lo que está pasando solo puede estar al final de un camino de baldosas amarillas. La Malvada Bruja del Este tiene un ejército de monos voladores. Más monos. Durante la próxima década, la ternura desaparecerá.

Películas (1930-1939)

  • La edad de oro (Luis Buñuel, 1930)
  • M, el vampiro de Düsseldorf (Fritz Lang, 1931)
  • El doctor Frankenstein (James Whale, 1931)
  • Freaks, la parada de los monstruos (Tod Browning, 1932)
  • Sopa de ganso (Leo McCarey, 1933)
  • King Kong (Merian C. Cooper y Ernest B. Shoedsack, 1933)
  • La gran ilusión (Jean Renoir, 1937)
  • Alexander Nevsky (Sergei Eisenstein, 1938)
  • La diligencia (John Ford, 1939)
  • El mago de Oz (Fleming, Cukor, LeRoy, Taurog, Vidor, 1939)

2 comentarios en «12X10. #5. Ternura»

  1. En un plis,,plas, has hecho que pasara por mi mente tantos momentos buenos y malos con las películas. Pero también me has traído el recuerdo de cuando leíamos tus opiniones sobre ellas. ….. Tiempos.

    • Bueno, ya sabes que el cine y yo siempre vamos juntos. De una forma u otra.
      Gracias por tus momentos y por visitar el Faro.
      Un beso, Marian.

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