Al futuro le faltan datos

Los inicios de año se rotulan con la tiza de las teorías erróneas. Queremos dar con la fórmula exacta 365 días antes de lo estipulado y siempre tropezamos con el mismo inconveniente. Al futuro le faltan datos. Necesitamos bebés rollizos, negocios sólidos, un campeonato de liga y un viaje que cumpla los planes previstos. Pero, al final, el futuro vuelve a ser ese héroe adolescente paquistaní que se abraza a un terrorista suicida para que no vuele su colegio. Y una vez muerto, los héroes aprenden la lección, los terroristas suicidas siguen con su calceta de explosivos y la ratio del colegio paquistaní sigue siendo tan elevada que apenas dará para que uno o dos alumnos se alejen del pastoreo y del fundamentalismo. Pero nunca desfallecemos.

Una quincena después de Nochevieja, sigo atascado en la lectura de la actualidad. Ya son demasiados años de jeroglíficos y me falta la hondura de pensamiento de Kurtz. Sé que todo se está moviendo pero también que nadie se decide a cambiar el paso. Sé que avanzamos aceleradamente hacia un nuevo orden social aunque me da la impresión de que van a irrumpir otra vez los expresionistas del XX. Sé que se avecinan terremotos porque los políticos, banqueros y poderosos en la sombra andan desesperados por romper todos los sismógrafos. Sé que se nos abren nuevos caminos, pero aún utilizamos la bici rota de anteayer. Sé que nos adentramos en una nueva era pero, al final, quien mejor lo explica es Bertolt Brecht: “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”.

La bici de anteayer

Se nos abren nuevos caminos y aún usamos la bici de anteayer.

Mientras no demos con lo que les molesta, disimularemos mientras disfrutamos con lo que no les importa. Con el frío de Tokio, los graznidos de las gaviotas, el último gol. Releeremos Moby Dick, reacomodaremos las vértebras, estudiaremos francés y dejaremos de fumar hasta que nos vuelvan las ganas. Quebrantaremos la ley al menos una vez, nos solidarizaremos con quienes tengan razón y pondremos a parir en Twitter a quien nos la trate de quitar. Llegará un notable en Lengua, una conferencia en Lima y esa cerveza a mediodía al sol de marzo. Quizá alguien detecte la solución del galimatías. Si son ellos, ganaremos la paz. Si somos nosotros, no descansarán tranquilos.

Queda inaugurado 2014.

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